Conéctate contigo, conéctate con tus hijos: Cultiva La Empatía
Brené Brown, investigadora, propone en su libro “Creía que solo me pasaba a mi (pero no es así)” la tarea de cultivar la empatía, pues según ha deducido de sus investigaciones sobre la vergüenza y sus repercusiones en la mujer, es la práctica de esta capacidad la que hace disminuir enormemente esa horrible sensación de no estar a la altura, de no encajar, de pensar que algo anda mal en nosotras puesto que no podemos cumplir con lo que se espera que hagamos, tengamos y seamos.
Para superar estas sensaciones las mujeres de su estudio declararon que necesitaban alguien que las escuchase y comprendiera mostrando verdadero interés por lo que tenían que contar. Esto les hacía sentir que no estaban solas, que también otras personas habían sentido lo que en ese momento difícil ellas estaban sintiendo y que sentirse así no hacía que no fuesen aceptables o válidas a los ojos de los demás.
Por eso vamos a adentrarnos un poco más en esta habilidad, La Empatía.
Para Brené Brown la empatía consta de cuatro atributos fundamentales que os cuento y desgrano a continuación:
• Tener la capacidad de ver el mundo como lo ven los demás – Se trata de ver con las lentes del otro la vida, entendiendo que cada quien tiene su forma de verla y conectando con ella. Y desde ese punto de vista comprender.
• No juzgar – Deja al prójimo tranquilo. Los juicios hacen daño y seguro que tú lo sabes también. ¿Quién no se ha sentido juzgado por una mirada o un cuchicheo en el parque cuando tu hijo monta una pataleta o se empeña en querer comerse una bolsa de caramelos en el supermercado o lo que sea? ¿Quién no se ha sentido un poco solo cuando otras madres o padres le han dado “consejos” que nadie les pidió? Todos nos hemos sentido así, todos hemos sido blanco de las críticas en algún momento. Críticas que se han filtrado en nuestra mente para producir dolor por no encajar, o no pertenecer, o no ser comprendidos, o no sentir el respeto que necesitamos. Por eso, rompamos ese bucle y dejemos de juzgar. Que el juicio por los otros proviene del juicio también a nosotros mismos.
• Entender lo que siente la otra persona – No es necesario comprenderlo. Puede que el enfado de tu hijo por no poder comerse ese caramelo que tanto le apetecía no te parezca importante desde tus ojos adultos, pero para él lo es. Se siente enfadado y decepcionado, le apetecía un montón. Puede que tú no reaccionases llorando como una loca porque otra mamá te ha dicho a la puerta del colegio que tu hijo es un pegón, pero a tu amiga eso le ha dolido horriblemente y ahí la tienes a moco tendido. Ponte en su piel, así lo siente ella. Abrázala. Abraza a tu hijo. Y recuérdales con cariño que a todos nos pasan estas cosas (enfado, miedo, decepción, vergüenza, culpa…).
• Comunicar a esa persona que entiendes lo que siente – No es una cuestión simplemente de palabras, a veces es solo el silencio que escucha con atención. Se trata de establecer esa conexión que traspasa el corazón, esa que seguro has sentido alguna vez en la que sencillamente te sentiste validada, en la que lograste ver que tus emociones estaban bien, en que nadie trató de convencerte de que no pasaba nada o de arreglar tu problema, aquella en la que al final te sentiste bien contigo misma, no rara ni inadecuada, sino bien. Recuerda esa sensación y transmítela en la próxima ocasión que tengas.
La empatía es un componente fundamental en el conocimiento de uno mismo. Y no se trata de una habilidad que se tiene o no se tiene, se trata de una habilidad que se cultiva día a día.
Conócete a ti misma y compréndete, porque ese es el punto de partida para conocer y comprender a los demás.
Eres el punto de partida de una educación que te conecte con tus hijos.
Ana Isabel Fraga Sánchez, educadora de padres en Disciplina Positiva, coach, asesora del sueño del bebé y escritora.