Las familias que han pasado por el trance de dejar de usar los pañales y comenzar el camino al control de esfínteres saben las frustraciones que en ocasiones podemos tener. Nuestro deseo de dejar definitivamente el pañal (por gasto, economía y ser prácticos) además del deseo de que puedan ser autónomos en la escuela hace que no nos demos cuenta de los errores que como padres cometemos, de las influencias negativas que volcamos sobre nuestros hijos cuando hacemos o decimos cosas inapropiadas en estos momentos delicados, no solo para nosotros, sino aún más para los más pequeños.
Al igual ocurre con las educadoras que enseñan a los pequeños el camino del baño, el sendero de la autonomía en higiene y hábitos de control urinario. Las y los educadores se encuentran a diario con situaciones como: familias muy estresadas por que aun no ha dejado el pañal y deben de comenzar en poco tiempo a la escuela y temen no llegar a tiempo, familias que meten demasiada prisa a los pequeños y desean retirar cuanto antes el pañal, familias que ponen el pañal en cualquier ocasión para evitar los temidos “escapes” en público…
Quiero haceros llegar estas reflexiones por que he observado alguna escena donde los padres han despreciado, atosigado y dañado al menor en medio de un “escape”. Me acuerdo de una escena en el parque donde la madre soltaba una serie de improperios al menor de unos 3 años por mearse y le recriminaba que tendría que quedarse mojado.
Hoy mismo he visto como dos papás han dicho a su pequeña, que no creo que superara los tres años, que se quedaba castiga sin jugar por mearse, a la vez que la daban empujones y pequeñas collejas mientras se dirigían al coche.
Entiendo la frustración de unos padres que esperan, ansían que este momento sea rápido, que sus hijos controlen sus ganas, lo pidan y acudan a tiempo al baño siempre. QUERIDOS PADRES, nuestros hijos son niños que están APRENDIENDO, así que por favor mostrar respeto hacía el aprendizaje y no humillación hacía los pequeños errores que vendrán seguro en cada peldaño hacía el aprendizaje.
Mostrar comprensión por los momentos de humedad porque el pequeño es el primero en sentir vergüenza y desconsuelo por su fallo.
Mostrar el camino hacía el aprendizaje enseñando en positivo, es decir cómo podemos hacer la próxima vez para que no vuelva a ocurrir, qué estrategias podemos poner en marcha para evitar este error.
Mostrar empatía hacia el pequeño, todos pasamos por este momento, y no es agradable los gestos, palabras o escenas de enfado cuando necesitas todo lo contrario: comprensión, entendimiento y los pasos para repetir los logros y no los fallos.
Queridos padres, sois el pilar que sustenta los aprendizajes de los pequeños, no enseñéis con humillaciones, desprecios, recriminaciones, … todos los aprendizajes requieren de calma, afecto, constancia y práctica. Busca en la mirada de los pequeños el niño/a que tu fuiste y así encontrarás el camino más acertado hacía la crianza.
Irene Iglesias Ruiz