Detente, yo paro

Cada vez me doy más cuenta de que nuestro ritmo de vida, querer avanzar rápido y que todo lo que está a nuestro alrededor nos siga, solo nos hace más infelices a nosotros y al resto. Detente, yo paro.

Y cada vez recomiendo a más a las familias que se permitan tomarse su tiempo.

No es necesario responder en cuanto te hacen una pregunta, dar en cuanto te piden, hacer en cuanto te solicitan… es más, si no lo haces y dices “espera que me lo pienso”, “voy a pensar en ello”, “luego te doy una respuesta”… puedes encontrar mejores opciones.

 

Quiero poneros ejemplos diarios donde esperar, parar y tomarte tu tiempo es la mejor de las opciones:

  • “¿Mamá por qué papá no me lleva al colegio por las mañanas?”, “¿Papá por qué no veo la luna?”, … Familia es el momento de NO RESPONDER. Difícil porque somos los padres y madres los que ante una pregunta nuestras neuronas comienzan a funcionar a toda velocidad para encontrar una respuesta que se adecue al entendimiento del pequeño. Pues no, no respondas, le dices “¿Tú por qué crees cielo?”. Dale la oportunidad de encontrar una respuesta, una idea que se acerque a la verdad, una oportunidad de aumentar su autoestima y capacidad de reflexión.
  • “Mamá ¿Me puedes poner los calcetines?”, “Papá ¿me atas los zapatos?”, “Mamá ¿Me das la cremallera?”… DETENTE. Los padres y madres somos los que vamos rápidamente a solventar estas dificultades a nuestros hijos, pero les evitamos un aprendizaje. Ofréceles un voto de confianza: “Confío en que si lo intentas puedas llegar ha hacerlo tu solo, veamos”.
  • En el parque mientras los pequeños trepan, suben, … siempre recomiendo estar cerca, con las manos en el aire pero cerca de ellos, diciendo “confío que puedas hacerlo” y si no es así te puedo sostener pero no te elevo, te agarro, te subo,…
  • En las tareas normales, en clase o en casa, metiendo objetos, colocando figuras, … NO AVANCES soluciones, no des pistas, no susurres opciones. Confía en que ellos puedan aprender, buscar alternativas, tantear opciones y aprender por sí mismos, aunque tarden más, por que su desarrollo neuronal está siendo más intenso y fructífero que dar respuestas o pistas.

 

¿Por qué no nos paramos y observamos?, es mucho mejor que hablar e interceder.

Observarás los modos que tienen de investigar y averiguar opciones, cómo sus errores llevan a posibles alternativas, cómo los traspiés son aceptados y esto lleva a la persistencia, atención, curiosidad y perseverancia.

Familias y educadores: Cuando intervenimos, y no permitimos que ellos hagan, estamos privándoles de muchos valores, aprendizajes y habilidades.

Sé un capacitador no un rescatador.

Y sobretodo para y date tiempo no te apresures, no es necesario, ellos te lo agradecerán.

Irene Iglesias Ruiz

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