ENFÓCATE EN SOLUCIONES
¡SAL DE LA QUEJA! ENFÓCATE EN SOLUCIONES
Creo que todos los padres caemos en alguna ocasión en la queja constante. Repetimos una y otra vez frases del tipo “este niño no come nada”, “es que no para un segundo”, “me tiene frit@”, “¡uf!, están todo el santo día peleándose estos dos”, “mira que le digo veces las cosas, pues como quien oye llover”, “estoy hasta las narices de repetirle lo mismo una y otra vez”, “no hay forma de que recoja su habitación”
¿Te suena algo de esto? Pues seguramente sí.
Y ¡ojo!, no estoy diciendo que no sea adecuado expresarse. El problema es que estas expresiones continuadas acaban por crear ciertos problemas.
¿Adivinas cuáles?
Pues por un lado el repetir y repetir esto, especialmente delante de los niños, provocará que se auto impongan una etiqueta.
“Es que mi hermano y yo nos llevamos fatal”
“Soy demasiado inquieto”
“Yo no soy de comer. Soy un tiquismiquis”
“No escucho”
Y lo que ocurre es que las etiquetas provocan una creencia, que se arraiga en la persona que la cree, la toma como cierta sin ningún género de duda y actúa en consecuencia, cumpliendo con esa creencia.
Vale…
¿entonces qué podemos hacer?
En primer lugar tomar consciencia de que la queja no nos lleva a ninguna parte positiva. Esto no ha de significar no poder hablarlo o desahogarse con alguien si lo necesitamos, porque no se trata de taponar nada sino de buscar otras opciones. Y si hemos de desahogarnos hagámoslo lejos de los oídos de los niños y siendo conscientes de que es un desahogo, tratando de alejarnos de etiquetas.
En segundo lugar buscar otra alternativa.
¿Y cuál es la alternativa a la queja?
¡¡¡¡La Acción!!!!
– Cuida de ti. Escucha tus necesidades y trata de cubrirlas (sin este primer paso, que a lo mejor te choca, te aseguro que lo demás se hará mucho más dificultoso)
– Piensa en cuál es el problema, defínelo.
– Enfoca tu mente y energía en el modo de solucionar la situación.
– Traza un plan y escríbelo, porque lo que se escribe es para nuestro cerebro mucho más fácil de cumplir.
– Pon en marcha tu plan. Revísalo si no funciona o cuando haya dejado de funcionar (que en esto de la educación hay muchos cambios y a veces hay que cambiar estrategias o darles un aire nuevo)
Creéme cuando te digo que la queja continuada solo empeora las cosas y produce inmovilidad, haciéndose mucho más complicada la solución de lo que nos está preocupando.
Ana Isabel Fraga Sánchez, coach de vida y educadora de padres y en la clase certificada por la Positive Discipline Association.