Enero, ese mes cuyo sinónimo no es otro que vuelta a las rutinas después de ese parón y la libertad de horarios que nos ofrece la Navidad. Llega la vuelta al trabajo, a las actividades y, para los más pequeños, vuelta al cole. ¿Feliz? vuelta a las rutinas
Del mismo modo, de la mano de la rutina, muchas veces también llegan el temido estrés, las peleas y el intentar una y otra vez que los niños colaboren al máximo con la nueva realidad a la que nos enfrentamos en el día a día.
Como adultos a veces nos cuesta adaptarnos a los nuevos horarios, las obligaciones y las tareas que conforman nuestra nueva rutina tras las vacaciones. Sin embargo, en ocasiones nos resulta difícil comprender que los niños experimentan lo mismo, pero multiplicado por 100, ya que ellos viven a un ritmo muy distinto al de los adultos. Su mundo tiene otras condiciones, otros tiempos y otras necesidades que en ocasiones perdemos de vista desde nuestra perspectiva.
Entonces, ¿Se puede volver a la rutina y no “morir” en el intento?, ¿cómo se hace?
En este breve artículo te contaré 5 herramientas de Disciplina Positiva que te ayudarán a que el día a día en casa deje de ser una lucha constante y comience a parecerse más a una colaboración mutua entre las partes. Empezamos ?
- Muestra empatía y valida sus sentimientos: está claro que todos nos sentimos mejor cuando somos escuchados y comprendidos ante una situación que no es de nuestro agrado. Madrugar, dejar de ver los dibujos para ir a lavarse los dientes o acostarse temprano, resulta igual de “horrible” para un niño como cuando los adultos estamos disfrutando de una magnífica cena con amigos y de repente recordamos que tenemos que irnos ya porque mañana toca madrugar para entrar antes a una reunión de trabajo. ¿A que ese momento en el que alguien del grupo muestra conexión y comprensión por cómo nos sentimos nos hace ver que no estamos solos ante el peligro? Esa actitud activa en nosotros de forma automática una mayor predisposición a colaborar y aceptar la realidad. Muéstrale a tu hijo comprensión por la situación y exprésale de forma directa que entiendes perfectamente lo mucho que cuesta levantarse tan temprano otra vez, en definitiva, a ti también te pasa.
- Menos órdenes y más preguntas: ¿sabes que cuando nos dan una orden la parte de nuestro cerebro que se activa primero es el área encargada de mostrar rechazo? Sin embargo, cuando nos hacen una pregunta, lo que ocurre es algo muy distinto. La zona que toma primero el control ante un interrogante es la que se encarga de buscar respuestas ¿Qué nos dice eso? si nos pasamos el día hablando a nuestros hijos en imperativo, en primer lugar, no le dejamos desarrollar su propia capacidad de búsqueda de soluciones, y, además, nos estaremos comunicando con ellos de una forma muy poco efectiva, si lo que queremos es conseguir su colaboración. Prueba a hacerle preguntas como: ¿Qué nos toca hacer ahora? o ¿Qué necesitamos hacer antes de ir al cole? Ayúdales a activar su zona de búsqueda de respuesta y permítele que poco a poco deje de esperar una orden para actuar y comience a ser más proactivo.
- Crea una tabla de rutinas: esta es una de las herramientas más eficaces de la Disciplina Positiva a la hora de facilitar las tareas del día a día en casa. ¿Cómo funciona? Lo primero que tienes que hacer es coger una cartulina y sus rotuladores o ceras favoritas, siéntate con ellos y explícales que vais a crear juntos una tabla de rutinas que nos va a ayudar a recordar qué cosas tenemos que hacer en nuestro día a día para que así no tengamos que estar repitiendo lo mismo varias veces todos los días. Hazlo de forma divertida, con dibujos o pega incluso fotos suyas haciendo cada una de las actividades para que así se acuerden mejor de qué hay que hacer en cada momento sin necesidad de que tú se lo digas. Deja que sea la tabla quien hable.
- Dale opciones limitadas: ¿qué tal si, en vez de acatar tu voluntad, pruebas a darle opciones limitadas? Por ejemplo, una buena forma de ahorrar tiempo y discusiones a la mañana siguiente es elegir la noche anterior la ropa que nos vamos a poner para ir al cole al día siguiente. No se trata de decirles, “Cariño, elige qué quieres llevar puesto mañana”, sino de, por ejemplo, mostrarle 2 camisetas y preguntarle ¿cuál de las dos quiere ponerse mañana?. Añade también un “¡tú eliges, cariño!” y será aún más eficaz. Esta pequeña pauta le ayudará a darse cuenta de que su voz ha sido escuchada y de que son ellos los han tomado esa decisión. Por lo tanto, la mañana siguiente no será una nueva batalla por evitar hacer lo que me digan, sino que le será más fácil colaborar porque él o ella ha formado parte del trato.
- Pide su colaboración y dale las gracias: muchas veces damos por hecho que los demás saben exactamente lo que nosotros esperamos de ellos. No obstante, la mayoría de las ocasiones no es así ¿no sería todo más fácil si pedimos ayuda explícitamente y amablemente cuando la necesitamos? Prueba con un “Cielo, necesito por favor tu ayuda para que me traigas la mochila de tu hermana mientras yo envuelvo los bocadillos y llegar así todos a tiempo al cole”. Por supuesto, una vez que nuestros hijos colaboren, ya sea por petición previa o por su propia voluntad, acordémonos de la importancia de darles las gracias por su ayuda y recordarles lo genial que ha sido que todos hayamos puesto de nuestra parte para que todo saliese bien.
¿Estás dispuesto a probar nuevas opciones, contar hasta 10 y no dejarte llevar por el estrés que supone para todos el volver a adaptarnos a nuestros hábitos diarios tras unos días donde no era el reloj quién mandaba?
¿Qué te parecen estas ideas? Pon en práctica esos sencillos pasos y cuéntame si quieres qué tal la experiencia. Si lo haces con constancia y paciencia, estoy segurísima de que no te arrepentirás.
“La trampa de la rutina se desarma, mirando excepcionalmente lo no excepcional”
Victor Hugo
Marián Cobelas