Vivimos en un momento socio-cultural en el que está mal visto mostrar las emociones, en el que recelamos de mostrarlas (especialmente las negativas como la pena, la frustración, la injusticia, la tristeza…) y por ello guiamos a nuestros hijos a hacer lo mismo: a que no muestren al público lo que consideramos “su vulnerabilidad”. Gestión de las Emociones con Disciplina Positiva
Después de VALIDAR su emoción como algo que todos podemos sentir cuando algo es injusto, de EMPATIZARy de GESTIONARLA preguntándole ¿qué puedes hacer para sentirte mejor, qué puedo hacer para ayudarte, cómo se te ocurre que lo podemos solucionar? le habremos DADO EL CLARO EJEMPLO de cómo hacerlo la próxima vez y de cómo ACEPTAMOS lo que siente (eso es parte del amor INCONDICIONAL que se supone que le damos).
Es el momento justo de mostrar la habilidad de gestionar para dejar RESUELTO.
Termino el artículo compartiendo con vosotros un ejemplo real en mi hogar:
Mi hijo menor tenía 6 años, jugaba en el salón con su hermano mayor. Yo estaba en el piso de arriba usando el secador de pelo y no oía lo que hacían.
Cuando le vi entrar en el baño cabizbajo paré el secador y me dijo con cara muy triste: “Mamá, mi hermano me molestó tanto que me enfadé y sentí ira… y la ira se hizo furia y quise romper un cristal y lo hice”
Entonces rompió a llorar desconsolado, soltando una mezcla de rabia por lo que le hizo su hermano y por no haber sabido gestionarlo de otra forma, por haber perdido la calma, nervios y miedo por lo que yo le pudiera decir o reclamar y tensión por todo ello unido a la preocupación de cuánto costaría un cristal nuevo.
¿Qué podía hacer yo?
¿Gritar y alterarme por que rompió un cristal? ¿Reñirle y culpar entre amenazas e insultos?…
No. Eso no resuelve. Por muy grave que pueda parecer la situación lo primero es lo primero.
Voluntariamente él decidió venir a contármelo (eso ya es un éxito) y supo poner nombre a lo que iba sintiendo (incluso reconocer que una emoción puede ir “in crescendo” y transformarse: enfado-ira-furia), vino confiando en que yo iba a ESTAR disponible para dar pasos adelante JUNTOS, no para añadir más humillación y más culpa. Contaba CONMIGO para DESENREDAR ese ovillo.
Yo: “Ven. (Abrazo sincero). Me preocupa que te hayas cortado con el cristal”
Él: “No, no me corté”
Yo: “Me alegro que subieras y me lo cuentes. Te quiero.”
Él: “Es que me enfadé tanto que pensé en dar una patada al armario pequeño del aseo y se la di”
Yo: “Lo que me preocupa es que tú estés bien (mensaje de amor, el más importante que necesito que llegue para mantener sana nuestra relación) el cristal se cambiará. ¿Estás mejor? ¿quieres que bajemos juntos a verlo? Después también hablaremos con tu hermano, a ver qué se os ocurre para hacer la próxima vez que juguéis juntos y uno se empiece a quejar por las molestias del otro.” Gestión de las Emociones con Disciplina Positiva
Él: “Sí, vamos ahora… ¿Cuánto cuestan los cristales?”
Yo: “Poco, pero vamos a preguntar si lo cubre el seguro de la casa. Va a salir bien, verás. Oye… ¿dónde podrías dar una patada la próxima vez que estés cabreado y que sea algo que no se rompa?”
Él: “Pues… pisotones fuertes al suelo creo”
Yo: “Buena idea”
Con mis hijos este y otros casos demuestran que dándoles ejemplo de gestión y honestidad ellos aprenden a hacerlo y les sienta bien. Nos sienta bien a todos.
Respetemos la importancia que para ellos tiene lo que sienten en cada momento, es real y auténtico y no desaparece porque nosotros queramos.
Ayer una mamá le decía a su hijo de 6 meses de edad que salía sollozando de pediatría tras recibir las correspondientes vacunas: “Venga, venga, que no fue para tanto, ¡anda deja de llorar que ya nos vamos! Vaya espectáculo de llantos”…
Un abrazo largo, sincero, empático y unas caricias tranquilas hubieran sido ideales y más que suficientes. Validar y acompañar. Desde el minuto cero.
Estos conceptos y herramientas educativas son parte de los cursos y talleres de Disciplina Positiva para Padres y Educadores. ¿Te apetece conocer estas otras formas de educar en conexión con tus hijos?
Gestión de las Emociones con Disciplina Positiva
Virginia García, “Contigo Desenredo”