“Siempre soy yo el malo”… “Hijo, yo te he gritado”

¿Qué quieres decir con esto de “Siempre soy yo el malo”… “Hijo, yo te he gritado”?

¿Quieres decir que soy responsable también de que se porte mal y luego se haga el víctima?

 

¿Y de que tenga baja estima de si mismo? ¿Y de que no tenga interés por estudiar? ¿Y de que trate mal a su hermana? ¿Y de que no quiera ser amable con sus tíos y abuelos? ¿Y de que no le haya dado tiempo a recoger la ropa de su habitación? ¿Y de qué más?

 

A ver, a ver… un momento.

Padres y Madres de todo el mundo se quejan de lo difícil que es educar  a uno o más hijos. Todos coinciden en que quisieran hacerlo de la mejor  y más acertada manera posible pero que tienen dudas y miedo a equivocarse. También coinciden en reclamar ese famoso “libro de instrucciones” desglosado por edades y adaptado a diferentes caracteres para seguirlo a pies juntillas y acertar en todo (nos encanta a veces seguir instrucciones de métodos y hacer responsables al método y a su creador de los posibles inconvenientes que puedan surgir).

Todos esos padres y madres somos adultos y tenemos la información básica que necesitamos para SABER QUÉ HACER, CUÁNDO Y CON QUIÉN. La clave está en usar esos datos en pro de nuestro beneficio y el de nuestros niños y adolescentes.

 

¿Cuántas veces has oído o dicho eso de…?

  • “Cada niño es un  mundo”
  • “Son hermanos y no se parecen en nada. Son como el sol y la luna”
  • “Esa teoría con el mío no funciona”
  • “Esto es muy complicado”
  • “Son como esponjas, lo pillan todo desde pequeños”
  • “Sólo se fija en mí para lo que le interesa, mírale qué listo”
  • “Qué ganas tengo de que se haga mayor y ver cómo se apaña solo”
  • “Cuando seas padre comerás dos huevos”
  • “Tú haz lo que yo te diga no lo que yo haga”
  • “Los padres son los responsables de la educación de sus hijos”
  • “Los padres son los responsables… de la salud de sus hijos”
  • “… de favorecer el desarrollo de las capacidades de sus hijos”
  • “… de las gamberradas de sus hijos”
  • “…” ¡¡Para, para!!

 

Vamos a centrar el tema y resolver porque esto se hace demasiado espeso y genera contracturas en los hombros de quien lo lee e intenta asumir tanta responsabilidad.

 

Ahora leemos “yendo al grano”  y vemos que:  reconocemos las diferencias entre individuos (lo que ciertamente nos enriquece. Las diferencias suman), que nos resulta difícil saber cómo hacer con cada uno, que marcamos expectativas en individuos aún desconocidos para nosotros, que aprenden por imitación muchas conductas y que nosotros somos los responsables.

 

Entonces… ¿cómo encajo las piezas de este puzzle para centrarme en resumir en un único punto?

 

Sencillo, te las voy a encajar yo y después tú lo desarmas y decides si las quieres volver a encajar o lo dejas como está ahora mismo (lleno de dudas y dificultades).

Para que la educación sirva para todos independientemente de sus diferencias y preferencias, para que nos resulte fácil y más cómoda, para que sea eficaz porque se adapta a su forma de aprender… LA SOLUCIÓN BÁSICA ES:

 

 Ser responsable CONTIGO MISMO. 

Por supuesto no digo que dejes de cuidar a tus hijos o de llevarlos al pediatra… claro que no. Lo que intento es poner énfasis en auto analizar lo que hacemos e intentar ser los mejores pero no como padres, si no como PERSONAS.

 

  Estoy hablando de DAR EJEMPLO.

Es más fácil trabajar con uno mismo (uno solo) que con cada uno de los demás. Por que si yo hago algo de  lo que después reclamo a mis hijos que no hagan algo muy gordo está fallando.

 

Cuando yo…   mis hijos aprenden que… 

Fíjate en estos ejemplos:

Madre: “Hijo, mira cómo llevas la camiseta ¡Contigo estoy TODO el día lavando!”

Hijo: “Mamá, me dieron una patada que casi me matan”

Madre: “Anda! ¡NO SEAS EXAGERADO!”    “Siempre soy yo el malo”… “Hijo, yo te he gritado”

¿y TÚ?… ¿De verdad estás TODO el día lavando? ¿O es que de ese hijo lavas más ropa que de los demás?

 

Cuando tú EXAGERAS tus hijos aprenden a EXAGERAR para darse importancia y mayor valor a su discurso  (igual que tú).

Padre: “Cariño, has dejado la luz del garaje encendida”

Madre: “Oye, que cada día ando yo tirando de la cisterna detrás de ti. A ver quién va a reclamar a quién”

Padre: “Hijo, ayúdame a plegar esta escalera anda”

Hijo: “Sí claro!! ¿y porqué no te ayuda mi hermano? que no hace nada”

 

Cuando tú NO ASUMES TU RESPONSABILIDAD DIRECTA  tu hijo aprende a ESCURRIR EL BULTO y NO SER RESPONSABLE.

Esto ahora igual nos deja descolocados porque nos invita a fijarnos en QUÉ HACEMOS Y CÓMO  y eso implica ser valiente para mirar dentro de uno mismo. Las personas que ya lo han hecho o lo están haciendo son los verdaderos individuos responsables de nuestra sociedad. De ellos cogen el ejemplo niños y adolescentes que en un futuro cercano aplicarán esa forma de actuar: ser responsable consigo mismos y por tanto con los demás.

 

Cuando yo actúo de forma responsable tengo más papeletas para que mis hijos tomen la sana decisión de serlo también.

 

Entonces… ¡Uffff!    “Siempre soy yo el malo”… “Hijo, yo te he gritado”

¡¡A mí esto me carga aún más!! Resulta que ahora soy RESPONSABLE  de cada paso que doy (no vaya a ser que me hijo esté mirando) 

 

Dale la vuelta y verás el lado positivo: Sólo tienes que comprometerte con tu mejor amigo, contigo mismo, con la persona que mejoro conoces y a quien más quieres, ¿o no es así?, si no es así ahí tienes la pista de por dónde debes empezar a trabajar ?

Si gritas a tu hijo es posible que le hagas sentir  mal y menospreciado, si le juzgas o comparas puede sentirse humillado y decir frases tales como: “Es que siempre soy yo el malo”. Primero tú asumes tu responsabilidad por haber gritado (él aprenderá si no que las cosas se resuelven gritando) y después atiendes esa necesidad que muestra de sentirse seguro, querido y valorado. Aprenderá tu hijo entonces a ser responsable de sus propios actos y a ayudar en lo posible a los demás cuando lo necesiten.

 

Ya sé que si has gritado ha sido porque antes hubo algo que él haya hecho, pero también sé que si tú mantienes la calma resuelves en positivo eso que él hizo. La madurez y la capacidad de resolver desde la calma la tienes TÚ como adulto, no ellos aún.

¿Te imaginas una sociedad en la que cada individuo sea responsable consigo y con los demás?

Madre 1: “No para con el móvil, esto es horrible, es como tener el enemigo en casa”

Madre 2: “Es la sociedad chica, que nos arrastra”

Y bien… ¿quién forma la “sociedad”? Somos parte de ella, empecemos por nosotros. Grano a grano se hace granero.

 

¿Te animas?  ¿Te atreves?

Virginia García.

Contigo Desenredo

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