El ánimo y los elogios pueden resultar similares, pero sus efectos en el desarrollo de los niños/as pueden ser dramáticamente diferentes. Este artículo explora la distinción entre ambos y profundiza en la importancia del ánimo, basándose en las investigaciones de Carol Dweck y las percepciones de Rudolf Dreikurs.
Las trampas de los elogios
Recientes estudios sugieren que los elogios, aunque parezcan positivos, pueden tener consecuencias negativas para la infancia. Los elogios pueden crear involuntariamente lo que se llama “adicción a la aprobación” – niños/as que buscan validación constante en lugar de fomentar una auténtica autoestima.
Las investigaciones también revelaron que los elogios pueden desalentar la toma de riesgos y decisiones. Los niños que recibían elogios por su inteligencia al completar tareas tendían a optar por tareas más sencillas en el futuro, evitando retos por prevenir errores.
Por otra parte, los niños/as que recibían ánimo por sus esfuerzos mostraban otra actitud. Estaban más dispuestos a abordar labores más exigentes cuando se les daba la oportunidad. Estos resultados ponen de manifiesto el papel fundamental del ánimo en la formación de las actitudes y comportamientos.
La esencia del ánimo
Como afirmó sabiamente Rudolf Dreikurs,
“Un niño necesita aliento como una planta necesita agua”.
El ánimo no es sólo beneficioso, es esencial para el crecimiento y la autoestima del la persona. Sin embargo, es crucial comprender la diferencia entre los elogios y el ánimo.
En lugar de elogiar el resultado, alienta el esfuerzo o la acción. Por ejemplo, en lugar de decir, “Has conseguido un 10, estoy muy orgullosa de ti”, puedes decir, “¡Felicidades! Has trabajado duro por eso, y te lo mereces.” El cambio es sutil pero transformador; redirige el enfoque desde la búsqueda de aprobación hacia la valoración del esfuerzo y la perseverancia.
El desafío de realizar la transición de los elogios al ánimo
Aunque las ventajas del ánimo son claras, hacer la transición del elogio a al ánimo puede ser un reto. Aquellas madres y padres con la costumbre de elogiar a sus hijos/as pueden encontrar extraño romper esa rutina. Es esencial realizar una pausa y reflexionar sobre el impacto de tus palabras. Considera estas preguntas:
1. ¿Estoy fomentando la autoevaluación o la dependencia de la evaluación externa?
2. ¿Estoy siendo respetuoso/a o condescendiente?
3. ¿Estoy considerando el punto de vista del niño/a o sólo el mío?
4. ¿Haría este comentario a un amigo/a?
Aplicar estas preguntas a tus interacciones con la infancia puede ayudarte a dirigirte a respuestas más alentadoras.
Pasos Prácticos para Alentar a los Niños/as
El ánimo/aliento consiste en ayudar a desarrollar coraje: coraje para crecer y convertirse en las personas que quieren ser, sentirse capaces, ser resilientes, disfrutar de la vida, ser personas activas y contribuyentes y, como dijo Dreikurs, “tener el coraje de ser imperfectos”; sentirse libres para cometer errores y aprender sobre ellos.
Las herramientas de la Disciplina Positiva, como las siguientes, están diseñadas para ser alentadoras:
1. Reuniones Familiares: Estos encuentros enseñan a dar y recibir cumplidos ya encontrar soluciones a los problemas, inculcando un sentimiento de cooperación y autoestima.
2. Preguntas de Curiosidad: En lugar de dictar lo que tu hijo/a debe pensar, utiliza preguntas abiertas para estimular su pensamiento crítico y capacitarle para realizar elecciones responsables.
3. Dejar Ir: Permite a la infancia el espacio para aprender y crecer, abrazando sus imperfecciones y aprendiendo de sus experiencias.
4. Mostrar Confianza: Expresa confianza en las capacidades de tu hijo/a, fomentando su autoconfianza.
5. Dedicar Tiempo Especial: Asegúrate de que tus muestras de amor sean profundamente sentidas dedicando tiempo de calidad para conectar con tu hijo/a.
El ánimo eficaz se basa en actitudes adultas de respeto, interés sincero por el punto de vista del niño y un compromiso de proporcionar oportunidades para el desarrollo de las habilidades de vida, fomentando la independencia y la resiliencia ante las opiniones negativas de las demás personas.
