Cuatro preguntas que te ayudarán en la educación de tus hijos

 

Una vez, una gran amiga y maestra, me dijo una frase que se ha convertido en mi faro y que quiero compartir contigo hoy como parte fundamental de este post:

 “No existen herramientas de crianza que funcionen sostenidamente en el tiempo. Existen principios  que pueden guiarnos en el proceso de educar” 

 

Por eso, a pesar de que  la Disciplina Positiva tiene múltiples herramientas prácticas de crianza (se han contabilizado más de 52), ninguna de ellas es tan infalible y efectiva como el ejemplo de un adulto que se encuentre en el proceso de asumir  los principios de la educación basada en el largo plazo.

Hay 9 principios de Disciplina Positiva, a continuación mencionaré  5   con los que puedes empezar:

1. Respeto mutuo
2. Conexión antes que corrección
3. El niño necesita sentirse tenido en cuenta y útil
4. Eficaz y útil a largo plazo
5 Enfoque en soluciones y errores como oportunidades de aprendizaje

 

Ahora  seguramente estarás pensando.. “todo esto suena genial, pero…
¿Cómo aplicar  estos principios en mi día a día”?

Pues hoy comparto contigo 4 preguntas que te ayudarán  a mantener el norte en la educación de tus hijos (¡¡Sobre todo en momentos difíciles!!)

 Pregunta 1: ¿Estoy siendo respetuoso conmigo, con el niño y con la situación?
(Principio: Respeto mutuo)

Esta pregunta te permite analizar tus límites  como adulto y, al mismo tiempo,  filtrar los métodos irrespetuosos con tu hijo (Esos métodos como el  castigo, las amenazas, los sermones, los gritos, los cachetes, etc.). La premisa sería:

Todos merecemos ser tratados con la misma dignidad y respeto. Si quieres que tu hijo se respete él mismo y a los demás, empieza por ser TÚ  un ejemplo de respeto.

En otras palabras, no le hagas a tu hijo nada que no le harías a una persona mayor o a un amigo.

Pregunta 2: ¿Estoy atendiendo realmente las necesidades de mi hijo?
(Principios: Conexión antes que corrección y El niño necesita sentirse útil  y tenido en cuenta)

Con esta pregunta podrás explorar lo que hay detrás del comportamiento de tu hijo. El ser humano es como un iceberg, si trabajas únicamente con el comportamiento (que es lo que se ve por encima del agua) te dejarás muchas cosas fuera (cosas que no desaparecerán por mucho que las ignores) y que seguramente, tarde que temprano, ¡¡hundirán el “Titanic”!!

Debajo del agua están, por ejemplo, las necesidades vitales  de sentirse útil y tenido en cuenta. Conecta con estas necesidades y piensa más allá de lo que percibes a simple vista. Se empático con tu hijo, intenta entender cómo se siente, incluso si no estás de acuerdo con su forma de expresarlo o con su comportamiento.  (Solo después de haber  conectado  podrás, en otro momento, generar reflexiones que promuevan  aprendizajes)

“Si intentas corregir antes de conectar… ¡¡tu mensaje no llegará!!”

Pregunta 3:  ¿Lo que estoy haciendo en este momento le enseña habilidades útiles de vida?
(Principio:  Es útil a largo plazo)

Los niños aprenden a través del ejemplo, en Colombia decimos “las palabras cunden pero el ejemplo arrastra”. Si cuando mi hijo pega a su hermano yo le aíslo, humillo, grito, le juzgo o pego ¿Qué está aprendiendo mi hijo de mi en esa situación? (¿Empatía?, ¿Respeto por el otro?, ¿Habilidades de negociación?, ¿Gestión de las emociones?…)
La próxima vez que te enfrentes a una situación difícil con tus hijos o alumnos, detente y piensa  “¿Qué habilidades de vida estoy modelando a través de mi comportamiento?”

Pregunta 4: ¿Cómo me siento con respecto a esta situación?   y/o  ¿Qué podría hacer yo de manera diferente para que la situación cambiase? :
(Principio: Enfoque en soluciones)

Ante un comportamiento “difícil” o “inadecuado” te propongo que, en lugar de buscar culpables o pensar en “hacer pagar a tus hijos por lo que ha pasado”, reflexiones (junto con tu hijo) sobre posibles soluciones para la situación. Te invito a…

“Cambiar los “ES QUE…” por “PODRÍA…” 

Cambia el “ES QUE siempre está todo desordenado por el suelo” por “Ver las cosas por el suelo me pone muy nerviosa “¿Qué podríamos hacer para que el salón estuviese ordenado?”

 

Por último, recuerda que “Roma no se hizo en dos días”, plantéate  un objetivo realista (por ejemplo incorporar  2 de estas preguntas de manera consciente durante 2 semanas a ver que pasa). Sin agobios, ni juicios, ni culpas.  ¡¡Nadie es perfecto!! Todos seguiremos cometiendo errores (empezando por mi)

El proceso  de aprender y des-aprender a ser padres está lleno de idas y venidas, sólo nos queda  seguir adelante y  hacer un esfuerzo por no dejar de cuidar  y amar a la persona más importante de tu vida : ¡¡Tú mismo!!

Un abrazo

Angie Joya

Impliquo

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