De todo se aprende

En varias ocasiones me han preguntado sobre qué tipos de libros recomendaría para leer a los niños.

Yo, desde hace años, he intentado buscar  libros  especiales. Aquellos que hablaban de cosas importantes y transmitían valores. Porque no quería dar un cuento cualquiera a mi hija. Antes de ser madre, tenía claro que los cuentos de princesas salvadas por un príncipe, ni aparecerían por casa. Pero ¡cómo ha cambiado el cuento! En mi casa conviven ahora Blancanieves, Cenicienta y cómo no la omnipresente Frozen, con otros libros  más profundos. Pero lo cierto, es que de todos se aprende. Y de esto es lo que me gustaría hablaros hoy.

Cualquier cosa que sale en televisión, un comentario escuchado en la cola del supermercado o un cuento machista pueden servir de mucho si estamos atentos y predispuestos a guiar a nuestros hijos.

Porque  no porque tu hijo lea libros que transmitan valores se va a empapar de ellos . Al igual que no porque se aprendan de memoria el cuento de la Cenicienta van a creerse que los chicos te resuelven todos los problemas.

 

La eficacia de captar o no un mensaje radica en la predisposición que tenemos a reflexionar, a cuestionar lo que vemos o lo que oímos y darle nuestro enfoque.

Por supuesto que hay libros que prefiero de la biblioteca de mi hija, al igual que hay otros que me espantan. Pero a ella le gustan todos ellos. Por épocas, se centra más en unos que en otros. Aún sin prejuicios, ella no encuentra diferencias entre mejores y peores.  Entre los que están mal escritos o son una joya de la literatura infantil. O simplemente los que dicen tonterías superadas o cosas relevantes.De todo se aprende.

Pero todos tienen algo en común: le llaman la atención. Y es aquí, cuando me  planteo…

 

¿por qué ocultarle lo que no me gusta o no creo que le aporte?

y decido  no censurarle nada sino aprovechar la coyuntura que me brinda cada libro para hacerle pensar.

Porque al final la vida va a ser así.  Cada día ella se enfrentará a situaciones nuevas.   Muchas de ellas  hermosas pero también a  feas, malas o incluso terribles. Y en esas situaciones   deberá aprender a filtrar lo que está bien de lo que está mal, dónde querrá posicionarse y que hará al respecto. Para ello  necesitará entrenamiento previo.

 

Y ¿cómo  se entrena el tener criterio?

Pues haciéndoles pensar, porque cualquier situación aporta conocimiento.

Por ejemplo, ayer en el supermercado una chica comenzó a insultar a una señora que se puso delante de ella. La señora pensaba que no había nadie y la chica dijo que estaba primero pero se le había olvidado una cosa y había ido a por ella. Al margen de lo que podría ser más justo o no, lo curioso fue lo que pasó después. Ninguna de las dos se bajó del burro. Ni la señora rectificó ni la joven se calló. Así que comenzó a soltar una serie de improperios de un modo muy violento. Si mi hija hubiese estado presente, le hubiese hablado de ello:

¿Has visto lo que ha ocurrido?, ¿Entiendes lo que ha pasado? La chica joven ha encontrado injusto que la señora se pusiera delante y la ha insultado. ¿Crees que le podría haber dicho lo mismo de otra manera? ¿Cómo crees que se sentiría la señora? ¿ Te gustó ver esta situación? ¿Qué harías tú si te ocurriera? …De todo se aprende.

 

Obviamente, todo esto para una niña de tres años es mucha tela. Con las tres primeras tendría más que suficiente. Pero si tu hijo tiene 6, 8 o 12 años se estaría sacando un provecho enorme de las cosas que te ofrece la vida cotidiana para enseñar a tus hijos ética, sentido de la justicia, empatía y modales.

Pues con los libros pasa lo mismo. De todos ellos , podemos hacer pensar a los niños. ¿Por qué crees que la madrastra de Blancanieves solo quiere ser la más guapa?, ¿Por qué Cenicienta asume que sus hermanastras la humillen?, ¿Por qué crees que ellas se comportan así? Lógicamente no vamos a hablar de todo esto en la hora del cuento, pero sí podemos recordar el cuento al día siguiente o cuando aparezca en la vida real una situación parecida y hablar sobre ello.

Así que sin obsesiones. Claro que mejor buenos libros que malos, pero si llegan a casa de mano de la abuela, tu suegra o un cumpleaños, cógelos con mimo, porque si lo miras con otros ojos, de todos se aprende.

PD: Y entonces ¿Cual es el mejor cuento para mi hijo? El mejor cuento es el que le guste a él.

Un abrazo, Doris Marrero.

Familias Positivas

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