Las notas en el cole, una pesadilla recurrente

Hago un examen y el profesor me suspende, tengo una asignatura suspensa de la carrera que no recordaba y ahora… pierdo el trabajo y tengo que volver a la universidad. He tenido este sueño varias veces ¿y vosotros? Las calificaciones y las notas son unos ingredientes perfectos para las pesadillas, nos despiertan sobresaltados, acongojados y es que están supervaloradas y muy lejos de ser un reflejo del esfuerzo y la superación necesaria para obtener éxito en la escuela y en la vida.

Cuando un niño recibe un 4, 5 o cualquier otra nota en números, está recibiendo el valor numérico de lo que ha sido capaz de trasmitir en un examen, solo eso.

Esa nota no le dice qué sabe hacer bien, ni dónde están sus dificultades, no le ayuda a reconocer ni sus logros ni sus aprendizajes, pero tampoco le permite identificar las dificultades que tiene.

El lado oculto de las calificaciones

Las calificaciones, como toda estadística numérica, fallan esencialmente cuando se trata de temas de cualidades en vez de cantidades.

Los alumnos que obtienen calificaciones bajas se comparan con los de notas altas provocando envidias, inseguridades,  desmotivación hacia el aprendizaje y por supuesto baja autoestima.

Autoestima y rendimiento escolar 

Por lo general, los niños con buen rendimiento escolar tienen una buena autoestima. Tienden a confiar en sí mismos, porque es causa-efecto (trabajo-apruebo), y esto les hace sentirse capaces e importantes.

Los que tienen un bajo rendimiento escolar, en cambio, tienden a presentar una baja motivación por aprender, se sienten frustrados por sus múltiples experiencias de fracaso y poco eficaces.

Normalmente estos alumnos, presentan una autoestima baja.

Cuando logran algún éxito tienden a atribuirlo a causas externas (suerte, facilidad de la prueba…) y los fracasos a causas intrínsecas ( no puedo, no soy capaz,) con lo que estas atribuciones tienden a empeorar su autoconcepto con un alto costo emocional, siendo el freno del rendimiento escolar.

¿Cómo podemos hacerlo?

Premia las intervenciones,  no las respuestas.

Refuerza los aciertos en pruebas y exámenes puedes incidir en los aciertos o reforzar los errores. Fíjate en la diferencia que existe entre estas frases: Tienes 5 errores. Sólo has acertado tres de las diez preguntas de la prueba. Has conseguido tres aciertos. Si te esfuerzas un poco más, seguro que conseguirás aumentar el número de respuestas acertadas.

Cuando corregimos un examen escrito, un trabajo o una exposición oral, podemos anotar los errores. Es importante que el alumno comprenda en qué se ha equivocado, sin recriminar, y con respeto. Sólo cuando reconocemos los errores podemos aprender de ellos.

Una vez leí que una maestra solía corregir los exámenes con rotulador rojo, pero esto les provocaba a los alumnos gestos ariscos, porque solo veían el color rojo en los ejercicios y no se fijaban en todo lo que habían hecho bien. Así que decidió cambiar de método. Habló con sus alumnos y les dijo que, de ahora en adelante, utilizaría un color menos llamativo por ejemplo el verde. Quería que ellos entendieran que lo verde era lo que debían de mejorar, pero todo lo demás que no estuviera corregido tenían que valorarlo como aspectos muy positivos que habían logrado ellos solos. Sus alumnos entendieron que las notas de su maestra, no eran una señal de lo mal que lo hacían o de lo poco que sabían… sino lo que deben de practicar para aprender.

Me parece una estupenda propuesta que podemos llevar a cabo nosotros, dando unas explicaciones claras y sencillas a nuestros alumnos. Dejemos las notas numéricas para Séneca o para los adultos, que podemos entender que un número no es más que un número.

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