Nada, déjalo que hoy está muy tonto

“Nada, déjalo que hoy está muy tonto”

¿Sabes cuando te encuentras con otros adultos y tus hijos no responden como tú esperas?

 

Primer error: esperar algo, alguna reacción X que sea “adecuada” socialmente.

¿Por qué? A los niños les dan igual los modales, no lo olvides. Aún no los entienden.

(Aclaración: los modales son importantes, pero se enseñan previamente, practicando, explicándoselos, con paciencia y entendiendo que para ellos es algo artificial)

 

El segundo error suele llegar cuando los progenitores en cuestión deciden humillar a sus hijos, en nombre de su vergüenza ajena…

Porque seguimos anclados a la prehistórica idea de que si los niños no se comportan como robots es que somos malos padres…entonces hay que encontrar una salida, una justificación ( pasándose el respeto por el arco del triunfo) que explique por qué nuestros hijos no actúan como autómatas amaestrados. Es una tensión. “Nada, déjalo que hoy está muy tonto”

“Ais, déjalo, que hoy está tonto” o un “Uy cómo estamos hoy ¿eh?”

 

¿Te imaginas que alguien te lo hace a ti?

“Esta es mi amiga Marta…¡vamos! ¡dale dos besos! o te da vergüenza? bueno…déjala que es una cortada”
Así, destrozando tu autoestima en 3 segundos.

Como todo, cuando se lo hacemos a los niños “todo vale”, pero si nos lo hacen a nosotros trinamos en arameo.
Porque aquí y en Sebastopol es una tremenda falta de respeto.
Lo malo es que nuestros hijos, al oírlo de sus padres se creen, o podrían llegar a creer que es lo normal. Que si alguien te humilla públicamente lo que tienes que hacer es poner una sonrisa y quedarte calladito.

Y, como este ejemplo, existen mil situaciones en las que hablamos delante de nuestros hijos de sus conductas, los etiquetamos y los criticamos. Preguntamos a otros adultos cómo se han portado, les ignoramos al referirnos a ellos… y lo hacemos constantemente. “Nada, déjalo que hoy está muy tonto”

Supongo y espero que en muchas ocasiones es por puro descuido o desconocimiento, pero escuchar como tus padres (que hasta ciertas edades son tus ídolos) “rajan” de ti en tu presencia es muy doloroso. Creemos que no nos oyen, que no entienden o que les da igual… pero volviendo a un tema un poco técnico…

 

¿Cómo crees que tus hijos forman los esquemas mentales que les guiarán en situaciones futuras, cómo crees que perciben el mundo que les rodea y lo interpretan para entenderlo?

Perciben todo, constantemente recogen todos los estímulos y la información que les rodea… y la procesan. ¿Cómo? Pues con la inmadurez propia de su edad, es decir, con muchas posibilidades de hacer “valoraciones” o sacar conclusiones equivocadas, por falta de experiencia y de criterio ( Sí, el cerebro humano aprende básicamente, probando, equivocándose y re-configurando e integrando nueva información)

Parece una situación inofensiva pero, dentro de la lógica privada de cada persona, o lo que es lo mismo, dentro de la manera única e intransferible en que cada persona interpreta su propia realidad, un niño que oye como su madre o su padre lo humilla en público podría perder totalmente la confianza en ellos, o podría crear sentimientos de resentimiento, o lo que sería peor… creer que si papá y mama opinan de mi que soy tonto, es que debo serlo.

Hablando una vez de este tema con una persona de la generación de mis padres me decía ” Hija, es que los niños se trauman por todo?”…No, no se trata de eso, se trata de la forma en que aprenden a ver la vida. Vivir una situación negativa o humillante no les va a crear un problema mayor a largo plazo (o sí, depende…), pero está sentando las bases de posibles decisiones futuras, que si están asentadas sobre un aprendizaje empañado por malas interpretaciones (nadie piensa realmente que sus hijos sean tontos) pueden ser muy equivocadas. Es triste pensarlo, pero hay niños que a lo mejor han aprendido la palabra “tonto” por oírla de sus padres refiriéndose a él.
De bromita o sin intención, pero él no lo sabe…

Hay que cuidar mucho lo que hablamos delante de los niños, no se trata de ocultarles la realidad o sobreprotegerles, sino asegurarse de que reciban los “mensajes” que queremos que reciban, porque interpretando ironías, sarcasmos, dobles sentidos o “bromitas” para salvar situaciones adultas, pueden perderse un poco…y parece todo olvidado a los 3 minutos, pero sus cabecitas y su corazón trabajan SIN PARAR.

Tus hijos no están “tontos” si no saludan, si no recogen, si no se callan, si no dejan de discutir… igual que tú no “estás tonto” cuando no eres perfecto.

Respetarles es la única manera de enseñarles respeto. SIEMPRE.

María Soto

www.educabonito.com

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