De la película “Si te pegan, tú pega” (artículo mío de hace tiempo), llega… “Pues ya sabes lo que tienes que hacer…no dejarle más tus juguetes”.
Cuando estamos con niños/as, ya sea en el parque, en el aula, en el recreo, con amigos o familiares… y vemos que a nuestro hijo/a no le dejan juguetes mientras que el nuestro/a ha ido prestando alguno, pues nos sentimos dolidos y empatizamos rápidamente con el dolor de nuestro pequeño/a cuando viene y nos dice “Mamá/papá Pedro no me quiere dejar su camión”, entonces muy molestos nos ponemos el disfraz de padre/madre RESCATADOR y le indicamos lo que tiene que hacer: “Pues ya sabes lo que tienes que hacer, no prestarle más tus juguetes”.
Si tu en alguna ocasión has reaccionado así, vamos a pararnos un momento en esta afirmación que damos:
¿estas enseñando alguna habilidad al niño/a?
¿Les estás indicando cómo puede manejarse en situaciones así cuando tú no estés?
¿Compartes con él/ella algún valor de los que sí quieres transmitirle?
¿Le estás empoderando?
- NO –
Lamentablemente estas afirmaciones solo sirven para:
- Enseñar al niño que no debe prestar si no recibe nada a cambio
- Que…
- no sirven de nada los valores de altruismo y generosidad
- siempre ha de acudir a un adulto para resolver sus propios problemas
- no confiamos en que pueda resolverlo él solito
- los niños/as que no prestan son en realidad malos
Yo no quiero estos aprendizajes, ¿y tú?.
Humildemente y desde el enfoque de una educación democrática que busca enfocarse en soluciones y formar a los niños/as en habilidades para la vida, te propongo:
- Escucharle atentamente y empatizar con frases como: “ te entiendo”.
- Fomentar que empalice con los sentimientos ajenos: “¿tú por qué crees que no te lo presta?, claro a ti te podría pasar igual en otra ocasión”.
- Hacerle preguntas de curiosidad: ¿Qué se te ocurre que puedes hacer?
- Explicarle cómo son las cosas: “nosotros preguntamos con educación si nos prestan las cosas con frases como “por favor” y la otra persona puede hacer dos cosas: o dejármelo o no hacerlo; y debo aceptarlo, aunque sé que es fastidioso que me lo nieguen.
- Indagar en los sentimientos que genera prestar algo propio: “cuando un amigo tuyo quiere algo y te lo pide, como se sentirá si no se lo dejas, y como se sentirá si sí se lo dejas. Está en nuestra mano generar buenos sentimientos y hacer felices a los demás”.
- Enseñar que no hay que dejar todo lo que nos pidan, habrá juguetes y objetos que no queramos compartir y eso es respetuoso, pero hay otros que sí podamos prestar. Hay que huir de los extremos: ni prestarlo todo por que hay que ser generoso, ni no prestar nada para que no abusen de nosotros. Hay que enseñar a los niños a intentar compartir cuando así lo deseen y ser asertivos cuando no deseen compartir algo.
- Enseñar frases asertivas: cuando algo no lo quieran dejar, se puede enseñar a los niños a dar respuestas asertivas porque así nos hacemos explicar, y nos entienden mejor, por ejemplo: “no te lo dejo porque ahora quiero jugar yo”, “cuando no juegue con ello te lo puedo dejar”, “esta tarde me apetece a mi jugar con ello”, …
Desmárcate de lo que hagan los demás, no enseñes a tus hijos a seguir la manada, sino a pensar, y ser consecuente con lo que ellos desean pero siempre desde el respeto y la asertividad. Y esto solo se consigue si lo ven, si tú como adulto lo practicas y lo enseñas.
Irene Iglesias Ruiz