Podemos seguir contándonos medias verdades, o incluso mentirnos por entero; seguir pensando que las razones del mal de las aulas, son ajenas a nuestra intervención o que se solucionan con tan solo por la cantidad de medios. También podemos evadir la cuestión diciendo que trabajar entornos respetuosos con una educación integral nos llevaría un tiempo que no tenemos. Al fin son nuestros pensamientos, y podemos deformar la realidad hasta que encaje perfectamente en ellos.
Los resultados que obtenemos no son buenos.
Si ya somos jueces y fiscales en la vida de los niños y esto tan solo consolida el mal comportamiento ¿por qué no intentar liderazgos amables y respetuosos? Sería esforzado, sería satisfactorio.
Mi deseo para este nuevo año es que tengamos el coraje de aprender nuevas habilidades para que los niños sientan y sepan que nos interesan, que nos importan; asegurar su pertenencia, es lo más poderoso que puede hacer un maestro.